después, 'naide'
El cuervo es el mensaje
Franco creía que los cuervos sabían contar hasta ocho. Sánchez solo cuenta hasta siete
Junts vuelve a humillar a Sánchez y lo obliga a renegociar la amnistía

A media tarde del martes, aclarándose el 'no' de los 'puigdemones' a la ley de amnistía, la máquina de hacer metáforas de Moncloa se atascó y desde entonces solo emite mensajes de advertencia sobre el riesgo de criar cuervos si uno quiere conservar los ... ojos. Todo son cuervos por aquí y por allá, cuervos negros e iridiscentes. McLuhan hubiera escrito que el cuervo es el mensaje.
Se dice que los cuervos que uno cría le comerán a uno mismo los ojos en señal de ingratitud y de traición, pues el animal carroñero se encarga primero de las partes blandas del cadáver y han dicho en Junts que en Moncloa huele a muerto.
Una cierta justicia poética anida en el hecho de que Sánchez, que hizo de la traición una forma de vida política, sea finalmente finiquitado por traición. Solo otra forma de sanchismo podría resolver los problemas que el sanchismo plantea.
Buena parte de los propios votantes de Sánchez se refugiaban en escondrijos conceptuales en los que reinaba la confianza que Sánchez, preso de su impulso irrefrenable y renegado, llegara a traicionarse y ese fuera el comienzo de una sucesión de cuervos comiéndose los ojos de otros cuervos, un canibalismo como de 'Al Alba' de Aute.
MÁS Después 'naide'
Yo en realidad he venido aquí a sacarle la cara a los pobres cuervos, que son animales inteligentísimos y unas estupendas mascotas. San Benito tenía uno y mi tatarabuelo Antero Apaolaza, que era novelista en euskera y farmacéutico en Oñate, llevaba un cuervo en el hombro un poco para llevar la contraria.
Al contrario de la fama que se le pinta, el cuervo es tremendamente fiel a su dueño. Un día escuché la historia de que la fama de comer los ojos se debía al empeño del pájaro por alimentar al humano por el agujero que fuera.
La fama del mal agüero que remata en lo de los ojos le viene al cuervo de largo y se empieza a aparecer como animal maldito en los bestiarios moralizantes con los que las religiones pretendían ilustrar comportamientos humanos a través de las costumbres de los animales. En la Edad Media, el cuervo negro y taimado se opone a la blancura de la paloma, tan pacífica y tan boba aunque saben bien los colombófilos que algunos palomos tienen un genio de cuidado. Si nos atenemos a la experiencia, el peor día de mi vida lo marcó una paloma que se posó en el alfeizar de la ventana y en el pico no traía una rama de olivo, sino la muerte.
El cuervo sabe distinguir un hombre de una mujer, y en eso ya adelanta a buena parte de los que mandan en mi Españita
El cuervo no es malo. Se trata de un animal inteligente que maneja herramientas, que transmite a sus semejantes una suerte de cultura muy primaria, que resuelve problemas ciertamente complejos, comprende la Ley de Arquímedes y sabe distinguir un hombre de una mujer, y en eso ya adelanta a buena parte de los que mandan en mi Españita.
Creería que estamos gobernados por cuervos si a cada poco los diputados no se equivocaran en el sentido de su voto, habiendo solo tres opciones. La ciencia cree que los cuervos son capaces de concebir el vacío numérico, cosa que tiene mérito siendo aves sin corteza cerebral. Franco creía que, como tenían ocho dedos, los cuervos sabían contar hasta ocho. Sánchez solo cuenta hasta siete.
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